LONJA II, ‘tienda donde se venden ciertas especias’, ‘centro de contratación de mercaderes’, ‘atrio de una iglesia y otros lugares destinados al paseo’: tomado del fr. loge ‘glorieta’, ‘choza’, ‘gabinete, camarín’, ‘centro de contratación’, por conducto del cat. llotja (val. y mall. llonja); en francés el vocablo procede del fráncico LAUBJA (a. alem. ant. louppea) ‘glorieta’, ‘galería’, ‘sala’, quizá derivado de LAUB ‘hoja’.

1.ª doc.: 1439-45, Pero Tafur.

Ahí en la ac. ‘tienda’, con referencia a la de un banquero o cambista; Aut. define «la tienda donde se vende cacao, azúcar, especias y otros géneros» y da un ej. del Persiles. En la ac. ‘centro de contratación de mercaderes’ se lee ya en doc. de 1490, y Nebr. trae «lonja de mercaderes: emporium»; es ac. frecuente desde el Siglo de Oro (ejs. del Quijote y de Morgado, en Baralt, Dicc. de Galic., s. v. bolsa); si no me engaño es la única que conserva cierta vida, aunque prestada, en castellano, pues sólo se aplica a los famosos edificios de las ciudades catalanas y de la Corona de Aragón, donde se reunían los mercaderes y aun hoy sirven, en algunos puntos, de bolsa. Las demás acs. son más raras: ‘atrio de una iglesia’ [1600], ‘lugar empleado para pasearse’ en Juan de Valdés (Diál. de la L., 126.22; donde no es seguro que no haya italianismo individual del autor)1. Para más documentación, Terlingen, pp. 134, 273-5; Cej. VII, § 37. En catalán el vocablo es más antiguo y de sabor más castizo: los ejs. abundan desde el S. XIV, especialmente en la variante llotja2; las acs. más corrientes son ‘galería, palco’ y ‘casa de contratación comercial’: aunque esta ac. ha existido también en francés (SS. XVII y XVIII; Littré, acs. 8 y 15) y en italiano, Cataluña parece ser su lugar de origen, pues es donde aparece primero (Eiximenis; Consulado), y el más antiguo testimonio italiano, citado por Terlingen (a. 1400), se refiere precisamente a la ciudad de Barcelona. La variante llonja es hoy mallorquina y valenciana (rima con monja en Jaime Roig, a. 1460, v. 2615), y la emplea el gerundense Eiximenis (a. 1381-6; 12èn. del Crestià, N. Cl. VI, 73) con referencia a Mallorca. La epéntesis de la n, que en castellano aparece aislada3 y no existe en otros romances4, en Valencia forma parte de un conjunto de hechos, pues este dialecto catalán responde con rellonge al rellotge ‘reloj’ del catalán normal, y con bronja al cat. brotxa ‘brocha’; el arag. ant. fulange ‘follaje en un blasón’ (inventario de 1426, BRAE VI, 738) es también catalanismo, según muestra la u (cat. fullatge). Así el cat. llotja como el it. loggia son préstamos del francés, aunque ya antiguos en estos idiomas; es posible que algo influyera el it. loggia en el S. XVI en el uso de la voz castellana, pero ésta era esencialmente preexistente y tomada del catalán. Pasó también al portugués loja ‘casa de tierra’, de donde ‘pavimento terreo de un edificio a ras del suelo’; un gall. loxe ‘tiempo donde se compran cosas corrientes’ en documentos de Pontevedra, y Sarm. anotó loge ‘bodega donde se salan las sardinas’ en Vilaxoán de Arousa (CaG. 188v).

Sólo en fr. es germanismo directo, pues sólo ahí es normal la evolución consonántica LAUBJA > loge; verdad es que del ostrogodo pasó también al it. dial. lobia, lubbione, y del suebo se trasmitiría al gall. lobio ‘emparrado’ [960]5. Además del gallego este vocablo germánico se trasmitió al vasco lobio «parc où on met le bétail» y «devant de maison où on étend litière à faire fumier», ya en Oihenart (Michelena, XII, 367). Lo cual, a no tratarse de una palabra viajera, tiene verdadera importancia, pues es difícil que un vocablo suebo pasara al vasco, y más al de Francia; por otra parte si es antiguo en vasco, la falta de diptongo ahí coincide con el mismo fenómeno en gallego, y podría quizá utilizarse este argumento en la disputa que sostienen los germanistas acerca de si pertenece a la raíz del alem. laub o a la del gót. luftus (cierto es que el AU parece estar asegurado por la documentación del S. IX y por el préstamo finés); el haber pasado al vasco y al finés podría también ser argumento para admitir un origen gótico y no germánico occidental.

En fr. el sentido más antiguo parece ser ‘glorieta de follaje’, también ac. del alem. mod. laube, y el propio Kluge la admite como primitiva en ARom. VI, 306-7: entonces sería, como suele admitirse, un derivado de laub ‘hoja, fronda’; por otra parte también son antiguas, en alto alemán y en francés, las acs. ‘galería en lo alto de una casa’, ‘techo protector’, de las cuales deduce Kluge, en su diccionario etimológico, que el vocablo pertenecería a otra raíz germánica, la del gót. luftus ‘aire’, escand. ant. lopt ‘piso alto’, ingl. loft. Sea de ello lo que quiera, LAUBJA es palabra antigua en germánico, ya documentada en glosas del S. IX (Kluge, l. c.) y por el germánico trasmitida al finés laupio ‘techo interno’.

En resumen, el esquema histórico es: fráncico > fr. > cat. > cast.; fr. > it.; y en la ac. ‘casa de contratación, bolsa’ el vocablo volvió del cat. al fr. y pasó también desde aquél al it.

Italianismo arquitectónico, después aplicado al centro de reunión de los masones, es logia.

DERIV.

Lonjear. Lonjeta. Lonjista. Alojar [2.ª cuarto del S. XV, Díaz de Gámez: Cuervo, Dicc. I, 353-4; Torres Naharro, vid. índice de la ed. Gillet; Cej. VII, § 37, también lojar una vez en el S. XV], tomado del cat. allotjar y éste del fr. loger, derivado de loge ‘cámara, habitación’; alojamiento; desalojar [h. 1572, Hurtado de Mendoza: Cuervo, Dicc. II, 957-8], desalojamiento, desalojo. Logis [Acad. 1899], tomado del fr. logis ‘alojamiento, estancia’.

1 Comp. 130.14, donde da lonja como voz italiana equivalente del cast. corredor.―

2 Ag. Con referencia a la de Barcelona en el Consulado de Mar, ed. Moliné, p. 220, pero no se trata de las partes antiguas del Consulado, que se remontan al S. XIII.―

3 Loja sin n es raro en castellano, pero se lee en APal. 16d, 128d, 287d.―

4 Terlingen cita el neogriego λóντζα dando a entender que esta h pudo venir de Italia. Pero según mostró Schuchardt (ZRPh. XXXV, 88n.), e indiqué yo mismo (Symposium, 1948, 113-4), se trata de un fenómeno peculiar de los italianismos griegos, debido a condiciones especiales del gr. moderno, que no afecta sólo a la consonante ggi, sino también a otras (a veces la n tiene un valor meramente gráfico). Para las acs. de esta voz griega y para su trasmisión al turco y al servio, vid. Gustav Meyer, Roman. Lehnworte im Ngr., 45. Desde luego nada tiene esto que ver con el val.-cast. (l)lonja.―

5 «La parra que está junto a casa para sombra y pasear», vivo en Ribadavia y otras partes, Sarm. CaG. 216v. Vid. Gamillscheg, R. G. I, pp. 189, 384; II, p. 20. Es chocante la falta de diptongo en el gall. lobio; quizá evolución dialectal sueba o tratamiento romance especial ante B, comp. gall.-port. pôbre PAUPER, escópro SCALPRUM; también cabría que resulte de un cruce de dos formas dialectales diferentes: *loubio y *loibo, ambas normales. En la toponimia es frecuente en toda Galicia y la variante Loivo(s) se extiende hasta el Bajo Duero: tres o cuatro localidades en el Minho, Tras-os-Montes y hasta cerca de Oporto: allí se documenta como Lovio en 960 y tres veces en un texto de princ. S. XIII (Silveira, RL XVI, 157), luego ov no es reducción de un antiguo ouv. El gall. alboyo ‘especie de alpendre; cobertizo para carros, etc., como lo tienen las casas de aldea’ (Sarm., CaG. 76v; Alvz. Giménez) quizá sea una palabra independiente, acaso variante del gótico *bawi?a, que Gamillscheg, p. 385, postula para explicar ciertas voces retorrománicas, occitanas y vascas (cf. gót. bauan ‘habitar’, a. y b. al. ant. bûan, a. al. med. bûwen íd. y ‘construir’, a. al. ant. gabûid ‘vivienda’, V. BÓVEDA), y cabría en lo posible que una forma visigótica *buwid o análoga pasara a un *boio gall., al cual se sumara al- de alpendre; cf. además el repetido topónimo gall. Bour(i)o, que se ha supuesto procedente de un germ. bûrja (Gamillscheg, p. 385), etimología problemática. En fin, no sería inconcebible que del cruce de alpendre con lobio resultara alboyo, quizá pasando por *alpobio con asimilación y luego eliminación de la segunda b.